La soledad
nos somete a un sentimiento simple y frío.
Donde las nubes tapan lo que las lágrimas no
se llevaron.
Donde
el arrepentimiento nos somete a un
profundo malestar que no consigo olvidar.
El camino
se nubla debido a las tinieblas;
produciendo impedimento de acercarme hacia los
sueños perdidos en la inmensidad.
La luz de
mi corazón se apaga,
como una
vela colocada en la ventana durante un vendaval.
El viento
arrastra los recuerdos que el tiempo no se llevó.
La amargura, impotencia y sufrimiento se
concentran en un leve suspiro.
Las manos blanquecinas se deslizan suavemente
a lo largo de la pared de la habitación.
La
tinta negra con la que reflejo palabras en un simple trozo de papel,
se desgasta hasta emborronarse.
se desgasta hasta emborronarse.
Lágrimas
amargas pertenecientes a la memoria
se
condensan en mis pupilas como el rocío de la madrugada.
De
repente entre la bruma se dibuja una silueta.
Todas las adversidades de la vida cayendo sobre mí;
siento que no soy más que una simple pieza de un rompecabezas sin resolver.
Todas las adversidades de la vida cayendo sobre mí;
siento que no soy más que una simple pieza de un rompecabezas sin resolver.
Pero
llegas tú y me haces saber.
Me haces saber que la vida se basa en saltar muros,
en convertirlos en peldaños.
En creer en un sueño y aunque no vea horizonte, nunca perder la esperanza.
Me haces saber que la vida se basa en saltar muros,
en convertirlos en peldaños.
En creer en un sueño y aunque no vea horizonte, nunca perder la esperanza.
Me enamoré de tu mirada.
Y tú de mi sonrisa provocada al perderme en el mar que esconden tus
pupilas.
Un mar de
sorpresas que hace tiempo que abandonaron la melancolía.
Cierro los
ojos y me concentro en tu sonrisa.
Un destello
blanco como el cristal iluminaba mi corazón,
y conseguía
abrirlo hacia experiencias nuevas e irrepetibles.
Tus ojos
aterrizan en mi mente como dos agujeros negros de los que no consigo escapar.
Me retienen, me conquistan con un solo destello.
Consiguen dibujar una amplia sonrisa en mi interior.
Me retienen, me conquistan con un solo destello.
Consiguen dibujar una amplia sonrisa en mi interior.
Es el turno
de tus abrazos y tus besos.
Momentos inolvidables
en los que no existieron razones, tan solo sentimientos.
Fuimos
niños jugando a un juego sin reglas.
Dónde tus
brazos me refugiaron del frío invierno.
Donde las
noches eternas
no fueron más que noches en vela.
Pidiendo a
gritos un minuto más contigo.
Asomándome
a divisar las estrellas en el firmamento.
Solamente
quiero revivir ese momento,
en el que
tu mirada cruzó la mía como una flecha.
En el que tus
palabras llegaban como mariposas atravesando mi pecho.
Una
historia con un sencillo principio,
en el que creímos
estar en lo cierto.
Sin
embargo, la duda y el orgullo más de una vez nos hizo tropezar.
Pero nada
nos impidió levantar cabeza de nuevo.
Vacío la
mente de todo pensamiento y empiezo a reflexionar
nada más
quiero que tu felicidad.
Me doy
cuenta de que la distancia nos aleja,
y el tiempo
a tu lado transcurre a la velocidad de la luz.
No creo que
me necesites más a tu vera
Que cada
uno continúe por donde le lleven sus sueños.
Pero si tu
camino se nubla,
esta vez
seré yo la silueta que se dibuje entre la espesa bruma de la impertinencia.